Mantener la calma
Es algo que escuchamos constantemente en nuestra vida, desde que somos pequeños la gente que nos rodea nos enseña (o nos debe enseñar) a mantener la calma.
Los nervios y por tanto el actuar sin pensar nos puede ocasionar problemas y llevar a un desastre. No hay que confundirse y ser un “sin sangre” que no se mueve por casi nada, si hay que correr se corre lo más rápido posible, pero tenemos que conseguir medir cuándo estamos en un momento crítico y cuando no.
La palabra “preocuparse” lo define claramente, muchas veces debemos pensar qué puede ocurrir con antelación a una situación y prepararnos para superarla en el momento que nos encontremos con la misma. Esos pensamientos anteriores a la situación no deben superarnos e impedirnos realizar el resto de tareas de la vida / trabajo.
Todos nosotros conocemos gente que pierde los nervios, grita, realiza aspavientos, pierde el control y por tanto realiza acciones equivocadas, aunque pueden tener suerte y que las cosas les salgan bien, ese factor, la buena o la mala suerte es algo aleatorio. Si bien, conviene comentar que pensar en positivo atrae la buena suerte y pensar en negativo atrae la mala suerte.
Volviendo al tema que nos ocupa, mantener la calma y no perder los nervios, es algo fundamental sobre todo cuando se está en grupos de trabajo y se tiene que entrenar. Se puede estar preocupado y tenso por una situación que pensamos que puede salir mal, pero hay que lograr que esos nervios no se reflejen en nosotros y no se transmitan al resto del equipo. Sobre todo si uno es el director de ese equipo, debe ser firme, pero no debe perder los nervios.
Tenemos infinitos ejemplos en la vida diaria:
– Salir con tiempo si no queremos llegar tarde.
– Hacer la compra si queremos tener comida en casa al llegar.
– Reservar un billete con tiempo si no queremos quedarnos sin viaje.
– Llenar el depósito si no queremos quedarnos sin gasolina.
El elemento común es siempre planificar y anticiparse, dándole una pensada a qué queremos hacer y cómo queremos que sea el resultado. Siempre se cometen errores anteriores, que si los aprovechamos correctamente son nuestra fuente de conocimiento para organizarnos mejor en el futuro.
Pero cuando nos encontramos en situaciones poco frecuentes en la vida diaria es cuando más necesitamos controlarnos, ya que en esos momentos es cuando necesitamos que nuestras acciones sean lo más efectivas posibles y no tenemos mucho tiempo para planificar, nuestro cerebro tiene que trabajar muy rápido.
No hay que ser catastrofista, podemos tener una situación poco frecuente si nuestro querido ordenador no funciona y nos deja sin powerpoint en la presentación de nuestra empresa al cliente más importante, un buen líder lo resolverá sin problemas y con alguna carcajada.
Una frase muy mía es “es lo que hay” de manera que con buena filosofía y preparación debemos salir de cualquier situación. Un buen entrenamiento para estos casos consiste en salir de nuestra zona de confort y ponernos a resolver problemas en situaciones que no conocemos, en esos momentos es cuando más se puede trabajar nuestro control sobre nuestros nervios.
Esto es uno de los objetivos que más trabajamos en Outdoor Factory, sacando a los equipos de su zona de confort y que así veamos todos cómo reacciona cada uno.