El Coaching como herramienta para optimizar el rendimiento
El Coaching es una herramienta para optimizar el rendimiento individual y grupal, pero para ello debemos tener claro qué es el Coaching, qué son las figuras del coach y coachee y cuáles son las responsabilidades de ambos papeles.
Entendemos el Coaching como un procedimiento de intervención con un objetivo fundamental: “contribuir a optimizar el rendimiento de las personas, los grupos y las organizaciones“.
Incluso podemos aplicarlo a nivel individual y en cualquier contexto: laboral, familiar y personal.
El coaching más habitual es el laboral, aplicado a personas que tienen responsabilidades de liderazgo. Para ellas, el Coaching es una herramienta que no sólo ayuda a mejorar el rendimiento de su equipo, si no su rendimiento profesional y personal. Muchos directores son expertos en su área específica, pero carecen de habilidades suficientemente eficaces para dirigir. Los programas de formación sobre habilidades directivas contribuyen a este objetivo, así como el Coaching funciona como complemento de tales programas.
¿Para que sirve la figura del Coach?
La ayuda de un coach permite mejorar el rendimiento en los procesos de autocontrol emocional, organización y planificación, anticipación de situaciones clave, gestión del éxito y el fracaso, toma de decisiones, puesta en marcha de medidas concretas, etc; procesos que son fundamentales para un liderazgo eficaz. Esta ayuda también puede ser muy útil para directores expertos que en un momento dado, por cualquier circunstancia busquen nuevos objetivos, enfrentarse a situaciones nuevas, dinamizar a sus equipos, encontrarse solos ante el peligro, … entre muchas otras posibilidades. Para todos ellos, así como para cualquier persona que desee optimizar su funcionamiento en cualquier área (laboral o personal), necesitan un apoyo externo como la figura del coah.
En general, el Coaching es especialmente apropiado cuando se deben afrontar cambios relevantes en lo profesional, lo personal o ambos, o se atraviesan momentos de duda e incertidumbre que requieren decisiones difíciles de tomar, sobre todo al estar presentes emociones intensas que dificultan la objetividad.
El protagonista de todo el proceso: el coachee
En el Coaching el protagonista no es el coach, sino su cliente (llamado coachee). El coach no es un consultor que le dice al coachee lo que tiene que hacer; sino que es éste quien debe encontrar las respuestas. El coach “simplemente” le ayuda, le acompaña: fundamentalmente poniéndose en el lugar del coachee para comprenderlo, haciéndole preguntas que le sitúen en la perspectiva apropiada y guardando silencios estratégicos que le inviten a reflexionar. Todo ello, más allá de las experiencias concretas en las que se centre esa ayuda, debe contribuir a un proceso global de optimización del autoconocimiento y los propios recursos para mejorar el funcionamiento personal (crecimiento personal) y, si es el caso, el del equipo que se lidera.
Evidentemente, el coach no puede ser cualquiera, sino alguien con una muy buena preparación; aunque por desgracia no siempre es así, pues proliferan numerosos programas de formación de muy baja calidad; algo que ya han detectado muchas empresas que son potenciales clientes del Coaching. El coach no es un motivador, una cheer-leader que transmite entusiasmo, alguien que pretende insuflar optimismo o positivismo porque sí, que busca “profundizar” o “transformar” a su coachee, o llevarle por dónde él iría si estuviera en su lugar. El coach debe ser un profesional bien preparado en las técnicas de Coaching que se basan en la Psicología científica, la auténtica base de la buena práctica del Coaching, aunque muchos coaches, sin esa formación sólida, lo quieran obviar.
¿Un Coach debe ser también Psicólogo?
El Coaching pueden llegar a ejercerlo psicólogos y no psicólogos; los primeros deben aprender a incorporar sus conocimientos psicológicos a las técnicas y situaciones propias del Coaching; los segundos deben asimilar el conocimiento psicológico que requiere un coach para poder realizar su labor. No se trata de aprender cuatro recetas, tres metáforas y cinco jueguecitos, sino de aplicar la Psicología científica formando parte de un método de trabajo concreto. Y esto es así tanto para el Coaching individual como grupal o de equipos.
¿Qué es el Coaching Outdoor?
Dentro de esta última modalidad, destacamos el Coaching Outdoor, en el que a través de pruebas más o menos competitivas fuera del entorno habitual (normalmente al aire libre) los coachees viven experiencias impactantes que contribuyen a la reflexión sobre su rendimiento y la optimización de éste. Como resulta obvio, no se puede hacer de cualquier manera, sino que requiere un conocimiento y unas estrategias concretos para que sea eficaz.
También aquí, se ha mal utilizado esta poderosa herramienta con múltiples actividades lúdicas que no han pasado de entretener a los participantes, sin provocar los procesos de reflexión y optimización propios del Coaching. Los juegos son sólo el medio; no el fin; pero para eso, es necesario mucho más que simplemente organizar una actividad al aire libre.
Coaching Corporativo | Outdoor Factory